El perdón es el regalo de la paz, a través del cual Dios quita nuestros pecados, es una acción que decidimos realizar, es un regalo que Dios nos da, porque nos ama. Es difícil perdonar a otros, pero debemos evaluar, si Dios es capaz de perdonar todos nuestros pecados, ¿Por qué nosotros no podemos obsequiar ese regalo?
Nosotros somos imperfectos, por lo tanto nuestra manera de perdonar es imperfecta, puede ser un perdón manchado por nuestras heridas, dicho de la boca para afuera, sin sentirlo realmente en nuestras almas, entonces no hemos perdonado. Para que este proceso lo podamos llevar de la mejor manera debemos confiar en la ayuda y ejemplo de Dios.
Es importante destacar que en ocasiones consideramos que perdonar significa volver a crear vínculos, cosa que está mal interpretada, podemos perdonar desde lo profundo de nuestras almas y no guardar ningún rencor, pero no estar preparados para restablecer los vínculos rotos, eso es aceptable, sin embargo, es una situación manejable, para ello debemos reconocer y remover los obstáculos que se imponen en el camino a la sanidad.
Cuando no podemos perdonar nos castigamos a nosotros mismos, por lo tanto perdonar es dar y recibir, das perdón para recibir paz, las represalias o venganzas causan ciclos de dolor interminables, perdemos energía, vitalidad y dañamos nuestra fe, deseando que alguien pague por nuestro sufrimiento.
El proceso de perdonar es lento, pero no estamos solos en esto, confiamos en Dios y en las maneras que busca demostrarnos su amor, una de ellas es guiarnos en el dominio del sentimiento de la ira, debemos dominarlo para modificarlo y llegar a perdonar sin que nuestra alma se fracture.
La ira es una emoción secundaria, que toma fuerza cuando nos sentimos heridos, culpables, con temor o con dolor, no podemos perdonar a quien nos ha hecho sentir mal sino buscamos la manera de resolver nuestros sentimientos, empezando por la capacidad de asumir que el otro me hirió pero no soy yo quien debe colocar la justicia en su vida.
Una de las cosas que más nos mantiene concentrados en no perdonar es recordar constantemente la situación en la que me sentí herido, los recuerdos se pueden curar de forma sana, para lo que es necesario revivirlos con toda su carga emocional con una persona dispuesta a escucharte con atención y que pueda dirigirte a Dios, quien es la fuente de todo consuelo.
Nuestro mayor problema es que somos criaturas de hábitos, por ende nos aferramos a las cosas y en especial a nuestros dolores, nos cuesta hacernos cargo de nuestro propios sentimientos. En el folleto puedes encontrar un abanico de orientaciones para trabajar con el perdón y poder darlo con la finalidad de recibir paz en nuestras vidas.

Si quieres aprender más puedes descargar nuestro Folleto “Perdonar es…. dar y recibir” con el podrás ampliar tu conocimiento y aprender mucho más. Recuerda que también puedes solicitar todos y cada uno de nuestros folletos vía correo y lo enviaremos directamente a tu casa.
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